El viernes 9 de febrero, en la
Sala de Papel de la parroquia de la
Purísima, tuvo lugar la presentación de la
cruz de guía de la Hermandad Franciscana. La cruz responde a la tipología
románica del Cristo de las Batallas, el primero de la diócesis salmantina y que
está asociado al restablecimiento de la diócesis con la llegada del obispo
Jerónimo.
En el acto, que condujo el
segundo hermano mayor, José Fernando Santos Barrueco, intervinieron Francisco Javier
Blázquez, Ricardo Flecha y Tomás Gil. El primero, historiador y hermano del
grupo promotor, detalló las circunstancias que avalan la elección de este tema
iconográfico, puesto que para la hermandad es muy importante el arraigo en la
diócesis de Salamanca y este es uno de sus símbolos primordiales. Además, la
presencia del Cristo original en el frente que los cristianos del siglo XI mantuvieron
en defensa de la fe que peligraba ante el avance de los almorávides (salvando
las distancias y procedimientos inherentes al Medievo, que hoy no tendrían
cabida) permite establecer alguna analogía con el carisma fundacional de la
hermandad, creada para ayudar a los cristianos de Tierra Santa, acosados desde
hace siglos por el sector fundamentalista de las otras religiones monoteístas.
El escultor Ricardo Flecha, autor
de la imagen, explicó las técnicas empleadas, completamente actuales. La
impresión de ver una imagen románica se desvanece al analizar la pieza y
encontrarnos con un Cristo que forma un solo bloque con la cruz, porque “Cristo
y la cruz están unidos”. Flecha ha mantenido los elementos esenciales de la obra
original, para que sea reconocible, pero luego ha trabajado la imagen de
acuerdo con su estilo. Es lo que delata el empleo de los óxidos en la tenue
policromía, los hierros que recorren la cruz en el anverso o forman una cruz de
forja en el reverso, la sensación de antigüedad que da el empleo de una madera
que conserva las huellas de la carcoma o la ausencia del golpe de gubia al
haber sido desbastada la madera mediante el fresado.
Finalmente, Tomás Gil, uno de los
capellanes de la hermandad y coordinador del grupo diocesano Fe y Arte, hizo ver a los asistentes la
importancia y simbología de una cruz de guía, la que abre el desfile y todos
siguen, porque Cristo es el primero. También señaló que el crucificado se nos
muestra con los brazos abiertos, todo un mensaje para acudir a su encuentro.
Estas mismas ideas, y otras, las tuvo presentes en la homilía de la eucaristía
del domingo 11 de febrero, en la parroquia de San Francisco y Santa Clara. En
el marco de esta celebración se procedió a la bendición de la imagen del
crucificado.
La hermandad ha llegado a un
acuerdo con esta parroquia para que el Cristo de las Batallas presida durante
todo el año las celebraciones litúrgicas desde el presbiterio. Al ser una
parroquia franciscana y coincidir que los párrocos son los capellanes de la
hermandad, todo ha surgido con mucha naturalidad. La hermandad sale
beneficiada, porque su imagen estará cuidada y expuesta al culto, y la
parroquia podrá contar con un crucificado en el presbiterio, porque carecía de
él.
f.j.b.v 11.02.18
f.j.b.v 11.02.18