Acto preliminar a la salida de la marcha penitencial. Hermandad Franciscana de Salamanca |
Una vez más, nos dirigimos a todos y a cada uno de vosotros, con entrañas de misericordia, para invitaros a orar, reflexionar, celebrar y vivir la fiesta más grande e importante de todo el año cristiano; es decir, el Misterio del Triduo Pascual. Ya hemos entrando por la puerta de la Semana Santa, hemos cruzado el umbral con el domingo de Ramos en la Pasión del Señor..para vivir el misterio de Amor-Salvación de hombre jamás conocido. Ahora viviremos los días del Triduo Santo: Jueves Santo, Viernes Santo y Pascua de Resurrección. Así nos lo recuerda el prefacio II de la Pasión del Señor: “Se acercan ya los días santos de su Pasión Salvadora y de su Gloriosa Resurrección, en los cuales se celebra el Triunfo de Cristo sobre la soberbia del demonio y se revive el Misterio de nuestra Redención”.
De la mano del apóstol san Pablo quisiéramos adentrarnos en el significado de estos días que con tanto esmero preparamos en la diócesis y en las parroquias de nuestra unidad pastoral. Ya sabéis que este tiempo nos invita a esa unión y comunión cristiana más íntima. Por eso nos gustaría poner de relieve este punto, tan vital y tan importante en la vida cristiana, siguiendo la enseñanza de san Pablo sobre el misterio de la comunión viva y real con el Señor muerto y resucitado. Comunión que tiene como consecuencia la unidad en un solo cuerpo y una sola alma de todos los que hemos sido injertados en el misterio de su muerte y resurrección por el bautismo (Rm. 6, 4)
Acojamos los sentimientos de Cristo
Al comienzo de la carta a los Filipenses (1, 27) S. Pablo exhortaba a aquella comunidad, y a todos nosotros, con estas palabras: “Procurad tener en vosotros los mismos sentimientos que tuvo Jesús”. Con ellas nos está invitando a entrar en comunión con el Señor. También, en la segunda carta a los Corintios, escribió: “Así que en adelante ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así” (2 Co 5, 16). Conocer “según la carne” quiere decir conocer sólo exteriormente: se puede haber visto a una persona muchas veces, conocer sus rasgos y los diversos detalles de su comportamiento: cómo habla, cómo se mueve, etc. Y sin embargo, aun conociendo a alguien de esta forma, no se le conoce realmente, no se conoce el núcleo de la persona. Sólo con el corazón se conoce verdaderamente a una persona. Muchas veces nos ocurre esto. Sabemos muchos detalles históricos sobre la Pasión, sobre…, pero no conocemos “interiormente” al Señor. Para poder llegar a conocerle es preciso que nos adentremos en sus sentimientos.
Os deseamos que viváis un ¡Feliz y Santo Triduo Pascual!
Tomás Gil y Juan Andrés Martín, capellanes de la Hermandad Franciscana